Llegamos a Semana Santa, el gran partido de la Iglesia. Dios nos habla, pero aún así muchos cerramos los oídos y nos centramos en otras cosas. Aprendamos que Él tiene muchas formas de darnos mensajes, no nos cerremos, no igual OIR que ESCUCHAR. Os voy a contar un cuento: En un pueblo del litoral hubo una terrible inundación que obligó a sus habitantes a evacuarlo. Es decir, tenían que sacar todas sus pertenencias y llevarlas a otra zona sin agua. El cura no quería abandonar la iglesia pero el agua subía tanto que tuvo que refugiarse en el techo. Mientras tanto, rezaba: -¡Dios mío, ayúdame, confío en que vas a salvarme! Al rato, pasó una lancha de la policía y le dijeron: -¡Vamos, padre, no se quede ahí que es muy peligroso! Suba a la lancha. Vamos a llevarlo con toda la gente. El sacerdote no les hizo caso y, al rato, tuvo que subir al campanario porque el agua seguía creciendo. Y no dejaba de pedir ayuda a Dios. -Señor, estoy dándote muestras de mi confianza, ¡sálvame de est